Parkinsonismo inducido por medicamentos
Un síndrome clínico se refiere a la combinación de manifestaciones (experimentadas y referidas por el pacientes) y hallazgos clínicos (encontrados por el médico durante el examen físico). Para comprender lo que es el parkinsonismo inducido por medicamentos se hace necesario explicar tres conceptos, que aunque suenan parecido son diferentes. Estos conceptos son: parkinsonismo, parkinsonismo inducido por medicamentos y enfermedad de Parkinson.
¿Qué es el parkinsonismo?
El parkinsonismo es un síndrome clínico caracterizado por lentitud y disminución de los movimientos voluntarios, temblor, rigidez e inestabilidad, además de otras manifestaciones secundarias tales como disminución de la expresión facial, postura con ligera flexión del tronco (caminar encorvado), marcha de pasos cortos (cómo si estuviera pegado al suelo) y disminución del balanceo de los brazos (frecuentemente uno más que otro).
¿Cuál es la diferencia entre los 3 conceptos?
El parkinsonismo es el síndrome clínico. El parkinsonismo inducido por medicamentos y la enfermedad de Parkinson son las dos causas principales de parkinsonismo en el mundo. La enfermedad cerebrovascular, el trauma craneoencefálico, un tipo especial de hidrocefalia conocida como hidrocefalia de presión normal, algunos tóxicos y un grupo de trastornos neurológicos conocidos en conjunto como parkinsonismos atípicos son otras causas de este síndrome.
¿Qué es parkinsonismo inducido por medicamentos?
De forma general, el parkinsonismo inducido por medicamentos es considerado como todo parkinsonismo en personas cuya única causa aparente es el uso de ciertos medicamentos. Según algunas estimaciones se cree que cada año ocurren entre 22000 y 25000 casos nuevos de parkinsonismo inducido por medicamentos en Estados Unidos.
¿Cuáles medicamentos pueden producir parkinsonismo?
Numerosos medicamentos han sido asociados con este problema neurológico. Dentro de estos, se incluyen los antipsicóticos, bloqueadores de canales de calcio, procinéticos gastrointestinales (medicamentos que bloquean las nauseas y el vomito), antiarrítmicos, antidepresivos, moduladores del estado de ánimo, anticonvulsivantes y antivertiginosos. El grupo farmacológico más asociado con el desarrollo de parkinsonismo varia en cada región y depende, entre otros factores, de las regulaciones para su uso y por tanto de la mayor o menor prescripción de estos medicamentos en la práctica clínica, además de importantes consideraciones farmacológicas de cada uno de estos.
Si estos medicamentos producen este problema ¿por qué se usan?
Todos los medicamentos tienen potenciales efectos secundarios. Así que aunque estos compuestos frecuentemente conllevan un beneficio para el paciente en ciertos casos, en otros también pueden generar efectos secundarios. Dentro de los aspectos relacionados con los medicamentos se debe tener en cuenta los tipos de medicamentos implicados, sus dosis y tiempos de exposición.
¿Qué personas tienen mayor riesgo de desarrollar este trastorno y qué factores se asocian con su aparición?
Teóricamente, cualquier persona expuesta a estos medicamentos estaría en riesgo de desarrollar este síndrome, sin embargo el grupo etario más afectado son los adultos mayores. Este hecho podría ser explicado, al menos en parte, por mayor exposición de esta población a los medicamentos asociados con parkinsonismo, y por la mayor polifarmacia que usualmente reciben, así como otros factores, tales como el deterioro cognitivo, alteraciones previas del cerebro y las anormalidades vasculares cerebrales. Además de estos factores, en la literatura se han descrito algunos factores genéticos propios de cada población.
¿Por qué es importante reconocer este trastorno y cuál es su tratamiento?
El reconocimiento del parkinsonismo inducido por medicamentos tiene implicaciones terapéuticas y de pronóstico relevantes. A diferencia de la enfermedad de Parkinson, el parkinsonismo inducido por medicamentos es un trastorno habitualmente no progresivo, de inicio agudo-subagudo y cuya medida terapéutica más importante es la modificación de la terapia farmacológica. El manejo de este trastorno incluye la prevención y reconocimiento temprano de sus manifestaciones clínicas, así como la suspensión del medicamento inductor del parkinsonismo. En algunos casos se podrían usar medicamentos anticolinérgicos para contrarrestar los efectos parkinsonianos. El uso de terapias dopaminérgicas además de inefectivas, podrían aumentar el riesgo de efectos secundarios cognitivo-comportamentales, tales como psicosis o depresión.
Aunque los medicamentos están dirigidos a mejorar la salud de los pacientes, siempre es necesario establecer la relación riesgo/beneficio asociada a su uso.