Baile terapia para pacientes con enfermedades de Parkinson
La enfermedad de Parkinson se caracteriza por una serie de manifestaciones que afectan la dinámica del movimiento, entre otras funciones neurológicas. Los tratamientos disponibles en la actualidad están dirigidos especialmente al control de los signos principales de la enfermedad (lentitud, temblor y rigidez), pero no a mejorar el equilibrio, ni la marcha de estos pacientes. Incluso, algunas terapias altamente efectivas en reducir el temblor y la rigidez podrían empeorar el equilibrio y la marcha.
¿Qué características tiene la marcha de los pacientes con enfermedad de Parkinson?
La marcha de los pacientes afectados por esta enfermedad se caracteriza por lentitud del movimiento, pasos cortos y poco amplios, en ocasiones también descrita como marcha magnética y que además se puede mezclar con bloqueos o congelamientos de la misma, así como con periodos de aceleración progresiva. Otras dos características son el pobre balanceo de brazos (frecuentemente uno más que otro) y flexión del tronco. Todo esto expone al paciente con enfermedad de Parkinson a limitación en las actividades de la vida diaria y a un riesgo mayor de caídas, e incluso a complicaciones como fracturas.
¿Qué opciones existen para mejorar la marcha de los pacientes?
El entrenamiento físico, especialmente el ejercicio aeróbico ha sido asociado con mejoría en el desempeño motor, el balance y la marcha de los pacientes con enfermedad de Parkinson. Algunos autores, también han evidenciado efectos positivos sobre aspectos emocionales y otros aspectos no motores como la fatiga y el estreñimiento, así como una mayor socialización y motivación.
¿Qué tipo de actividad física es efectiva?
Algunos estudios también han comparado la terapia física en diversas modalidades. Por ejemplo, se realizó un estudio en el que comparó un programa de tango-terapia en comparación con terapia física autodirigida y encontró que los efectos positivos sobre aspectos motores y no motores fue superior en el grupo de pacientes que participaron del programa de baile en comparación con el ejercicio auto-dirigido.
¿Qué tipo de baile-terapia pueden realizar?
Entre los programas de baile que han sido evaluados se incluye el tango y la zamba. Un meta-análisis evaluó el tango argentino como intervención para el mejoramiento del funcionamiento físico y la calidad de vida en los pacientes con enfermedad de Parkinson. En este estudio los autores encontraron resultados significativos en la movilidad y en la marcha de los pacientes y además revelaron tendencias de efectos positivos sobre la fatiga, participación en la actividad y la calidad de vida asociada al Parkinson.
Aunque el tango y la zamba sean los dos tipos de baile más estudiados, es posible que otras modalidades de baile también puedan producir beneficios similares. La mayor parte de los tipos de baile implican control motor, trabajan el equilibrio y las posturas, así como la velocidad y cadencia de los movimientos, todos aspectos muy importantes a mejorar en los pacientes con la enfermedad de Parkinson.
Una experiencia personal.
Entre los meses de mayo y junio de 2017 estuve realizando una rotación (entrenamiento corto) en el consultorio de trastornos del movimiento en el Hospital Ramos Mejía de la ciudad de Buenos Aires en Argentina. Allí conocí grandes neurólogos, dentro de los cuales cabe destacar a las profesoras Nelida Garreto y Tomoko Arakaki, neurólogas coordinadoras de está unidad clínica y al profesor Sergio Rodríguez, neurólogo de la misma unidad. Allí, desde hace algunos años, este grupo de neurólogos había creado un programa de tango-terapia para pacientes con enfermedad de Parkinson, dirigido por otras dos personas increíbles, los bailarines de tango Laura Segade y Manuco Firmani. Durante el tiempo que estuve allí tuve el placer de ver y participar de estas sesiones de baile. Alrededor de 10 pacientes con enfermedad de Parkinson, otros 10 acompañantes y bailarines voluntarios, los dos profesores bailarines y algunos neurólogos se reunían cada martes a las 3.30 pm (para ser sincero no recuerdo la hora precisa) en el salón central del hospital para practicar tango durante algo más de una hora. Este era un ambiente casi insuperable y seguramente aun lo sigue siendo. Se entremezclaban sentimientos de angustia y expectativa de los pacientes que recién estaban ingresando al programa con el compañerismo y la alegría desbordante de quienes ya venían participando. Hasta ese momento, el grupo de neurólogos no había diseñado un proyecto para evaluar el impacto que tenia esta jornada en la vida de los participantes, y digo de los participantes porque seguramente los únicos beneficiados no eran los pacientes, también los acompañantes y el grupo de profesores, pues aunque esto no suponía un ingreso económico para ninguno de ellos, era una actividad que engrandecía el alma de estas personas.
El relato de esta experiencia maravillosa tiene como único objetivo contar sus vidas como pacientes y como voluntarios para inspirar a otras personas, afectadas y no afectadas por esta enfermedad, para mejorar la calidad de sus vidas o de los amigos, familiares o conocidos que padecen algún problema semejante. En otras palabras, el objetivo es mostrar como en un pequeño salón de un hospital público se reúne un grupo de personas a hacer una actividad que transforma vidas y para lo cual sólo se necesita voluntad y pasión.
Durante está estancia tuve el enorme placer de conocer a Nora y Carlos, Carlitos, Liliana, Martita, entre otras personas fabulosas que aportaron más a mi vida de lo que yo he podido aportar a la de ellos y a quienes estaré profundamente agradecido por el resto de mi vida.